Foto: ANDRÉS GALEANO.
La exalcaldesa de Bogotá presenta junto a León Valencia el libro que recoge las investigaciones que lanzaron una carrera política que quiere culminar en la Presidencia.
Claudia López está convencida de que la parapolítica, el gran escándalo que ayudó a destapar hace 20 años, es el mayor ataque que ha resistido la democracia colombiana. Combativa y apasionada, la primera mujer elegida como alcaldesa de Bogotá ha hecho este sábado en la feria del libro de la capital, la popular FILBo, un ejercicio de contención inusual en ella para postergar el lanzamiento de una aspiración que todos dan por descontada durante la presentación del libro que repasa ese hito que sacudió la política colombiana. A su lado, el analista León Valencia, coautor de Parapolítica (Planeta) junto a varios de los investigadores iniciales del fenómeno, fue menos discreto: “Ella tiene in pectore una candidatura presidencial”, se sinceró ante tímidos aplausos. “Ella busca electores, y yo busco lectores”, bromeó el también director de la Fundación Pares durante una esperada conversación en la que no se mencionó ni una sola vez por nombre propio al presidente Gustavo Petro.
Si las guerrillas le dispararon desde afuera a la democracia, argumenta Valencia, las organizaciones de la parapolítica terminaron disparándole desde adentro. Al final, la Corte Suprema de Justicia investigó a 136 parlamentarios, de los cuales 86 congresistas fueron condenados, como detalla el libro. Otros 17 aún se encuentran en proceso judicial. También han sido condenados 12 gobernadores y 20 alcaldes. “Es un caso insólito en el mundo”, valora Valencia, uno de los más lúcidos opinadores de la actualidad colombiana.
Con más de dos años de aquí a las elecciones de 2026, cualquier aspirante que decida saltar a la arena antes de tiempo puede acabar quemado. Por eso, pocos días después de entregar el poder en la capital a Carlos Fernando Galán con la llegada del 2024, Claudia López emprendió una pausa académica para estudiar un posgrado de un año en Harvard que la llevó a mudarse a Estados Unidos. Sin embargo, no es ningún secreto que la exalcaldesa ya está dando los primeros pasos para organizar su campaña fuera de los focos. Con el desgaste que ya acumula Petro, su dilema es el mismo de buena parte del centro político y los sectores alternativos: ¿en qué momento romper con el Gobierno para hacerle oposición de frente al primer mandatario de izquierdas en la Colombia contemporánea? Su presencia en la FILBo coincide además con el fin de semana en que se organiza una movilización nacional en contra del autodenominado Gobierno del cambio.
López, que siempre se ha definido como una oferta política de centro, nunca ha tenido una relación fácil con Petro. Aunque lo apoyó al final de la campaña que lo llevó al poder, se desmarcó muy pronto y ha ido endureciendo el tono. “Esperaba una relación más fluida, que hiciéramos cosas juntos, una agenda hacia adelante. Y me encuentro con que el presidente volvió la agenda para atrás, en un contrato que ya estaba firmado como el metro, por ejemplo”, se lamentaba en una entrevista con este periódico al final de su Alcaldía.
Hija de una maestra, que también estaba entre el público, López se comenzó a involucrar en la vida pública con el movimiento estudiantil de la Séptima Papeleta, que desembocó en la Constitución de 1991 que defiende con fervor –a diferencia de Petro–. Profesional en Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, sus méritos académicos son sobresalientes. Obtuvo una maestría en Administración Pública en Columbia, en Nueva York, y ya siendo congresista, un doctorado en Ciencia Política en Northwestern, en Chicago. Pero fue como investigadora que se dio a conocer cuando, al estudiar votaciones atípicas, destapó a partir de 2004 los vínculos de políticos con grupos paramilitares y narcotraficantes. La semilla, como recordó este sábado, fue la sorpresa que le produjeron las elogiosas intervenciones de varios congresistas cuando los comandantes paramilitares visitaron el Congreso en el periodo de Álvaro Uribe (2002-2010), que hoy enfrenta un juicio por manipulación de testigos. “Mis ojos no podían creerlo”, rememora sobre aquel momento infame en el Capitolio.
Texto por: SANTIAGO TORRADO – elpais.com